Tuesday, March 5, 2013

Las diferencias entre lo normal y la norma: el aprendizaje de ser extranjera


Antes de venir a España, no daba nada por sentado. Evité pensar en supuestos; por un lado por miedo y por otro por valentía. Durante mis últimos días en casa, en California, no dejé que mis pensamientos se centraran en Madrid, prefería que fuera una sorpresa. Por eso no puedo describir con claridad mis imágenes preconcebidas, pero puedo describir los detalles del país que no había previsto y la ignorancia que ni siquiera sabía que tenía. 
Mi ida de los EEUU me ha dado una perspectiva nueva de qué significa ser estadounidense. Por supuesto, sabía la importancia que tienen los EEUU en el mundo y que nuestro país desempeña un papel crucial en los acontecimientos mundiales, pero no sabía el alcance de la influencia de los Estados Unidos en otros países. Por ejemplo, si alguien me pregunta por las celebridades de España, no tendré ninguna respuesta, pero aquí en los metros o en la calle siempre veo personas leyendo revistas con fotos de Kim Kardashian o Justin Bieber en la portada. También, antes de tomar esta clase de Blogging, si alguien quería discutir conmigo la política de España no podría, pero casi todos aquí tienen algo para decir sobre Barack Obama. Mi ignorancia de estos temas es por un lado el resultado de mi falta de atención a las noticias, pero por otro lado es el resultado de los periódicos de los Estados Unidos. Los periódicos de los Estados Unidos funcionan como un medio para promover el nacionalismo. Los artículos describen cómo los EEUU afectan al mundo de manera positiva y como el mundo afecta a los EEUU de manera negativa. Tengo orgullo de ser estadounidense, es verdad, pero ahora como extranjera afuera de mi propio país puedo ver al mundo con más claridad. 
Los EEUU son un país de inmigrantes, pero hay una regla tácita de que si estás en nuestro país, hablarás inglés. Sabiendo eso, ¿cómo iba a pensar que España sería diferente?      La barrera del idioma es más fuerte de lo que podía haber imaginado. Cada día aquí mi respeto por los inmigrantes crece más y más. En Nueva York, soy una persona local, que puede dar instrucciones o recomendar restaurantes. En Madrid, es obvio que soy extranjera. Mis nociones preconcebidas de lo que es normal no se aplican a esta cultura extranjera. 
En Nueva York la norma es cruzar la calle con descuido. El ajetreo y el bullicio de Nueva York no deja ningún momento para detenerse, ni siquiera para el cambio de una señal de trafico, pero en Madrid hay más tiempo.  Aquí los relojes no tienen poder, como en Nueva York. Cualquier momento es el momento perfecto para tomar una ruta escénica, para comer sin interrupciones o para tomar una siesta. En los EEUU, vemos la siesta como un signo de pereza o como una pérdida de tiempo. Pero aquí la siesta es casi lo opuesto. Una persona que toma siestas todos los días es una persona que trabaja duramente para merecerlas. En los EEUU una persona que se va a bares y clubs cada noche tiene un problema con el alcohol, pero aquí es normal beber y socializar durante la semana. La que los ciudadanos de España miran como la norma es muy diferente de las normas que me han ensañado en los EEUU. Aunque sólo he estado en España varias semanas,  ya he aprendido una lección de la vida muy importante. Hay una distinción fuerte entre los sentidos de lo normal y la norma. Lo normal es prácticamente indefinible mientras que la norma está definida por la cultura de una sociedad. 
Cada cultura tiene su definición de lo normal. Mi objetivo cuando estoy aquí en Madrid es ser capaz de abandonar mis nociones preconcebidas de lo normal y adoptar una nueva norma, la norma de España. Yo sé qué significa ser estadounidense, quiero aprender qué significa ser española.  

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