En un país como los
Estados Unidos, donde supuestamente tratan de separar la industria del
gobierno, pareció muy raro que la primera dama, Michelle Obama, presentara el
premio a la mejor película del año en los Oscar. Pero aún más, la película que
ganó, “Argo,” sugiere un sesgo político en la industria. La película da la impresión
de un nacionalismo muy exagerado y su premio ha dado lugar a dudas. Parece que
los premios Oscar se han convertido poco a poco en un mecanismo de propaganda
política, en vez de ser una celebración del cine.
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